3 DESEOS

Y allá estaba el contador de historias, manteniendo la leyenda viva para que a ninguno de nosotros se nos olvidaran sus enseñanzas.

Alrededor del fuego, surge la historia de Ancelot, una víctima de la codicia, quien paseaba por el bosque en un día de verano, cuando lo vio a él no muy lejos, con una sonrisa burlona en su rostro e impaciencia por querer hablarle. Tal fue su afán que inmediatamente le ofreció una tentadora promesa.

En ese momento cayó en un profundo sueño donde más que un sueño parecía realidad; pudo ver con claridad y temor las consecuencias de tales tres deseos. Cuando pidió ser rico, el dinero lo convertiría en un ser frío, ningún tesoro valdría la pena. Cuando pidió reinar todos los reinos, la soledad lo encontraría, pues al pueblo le quitó su libertad. Cuando quiso ser amado por todos se dio cuenta que ningún corazón podría ser controlado por la mano de un egoísta.





Al despertar de su sueño se dio cuenta que su vida había cambiado, se sentía atrapado en un remolino del que nunca podría salir. Mucho él le prometió, pero poco le dio, Ancelot creía que él era su salvador y ahora lo había perdido todo. Lo escuchaba reír en las noches, con esa risa burlona como cuando por primera vez lo vio. Fue mi culpa, Ancelot lo repetía, pero ya nada podía hacer, pues los tres deseos hacían parte de su vida.

Y así en medio de las cenizas, el contador de historias se despedía para dejar la mente de cada quién recapacitar y así dar paso al mundo de la fantasía, los sueños.